A la hora de adaptar técnicas tradicionales nos encontramos con varios retos. Por un lado la complejidad técnica, ya que a veces se requieren habilidades sobrehumanas que tardaríamos toda una vida en emular. Pensemos que se trata de artes que se vienen legando de generación en generación, por lo que los conocimientos acumulados son ingentes. Y por otro la naturaleza de los ingredientes empleados, ya que en ocasiones ni siquiera se comercializan en Occidente, lo que nos obliga a buscar sustitutos que cumplan una función similar, lo que no siempre es fácil sin tener conocimientos avanzados de química.